Vivir la vida en piloto automático a veces nos lleva a actuar y tomar decisiones de manera inconsciente. Muchas veces no nos damos cuenta de cómo nos sentimos porque estamos demasiado ocupados para ello. Es cuando empezamos a sentir ese dolorcito en el cuello o cuando notamos que estamos reaccionando de manera exagerada ante las conductas de nuestros hijos, que empezamos a caer en cuenta de que quizá estamos agotadas, estresadas, o melancólicas.
Hoy quiero preguntarte ¿qué tan seguido te tomas una pausa para entender cómo te sientes? Probablemente muy pocas veces. El adecuado manejo de nuestro estado emocional empieza por darnos cuenta, reconocer que estamos sintiendo una emoción y permitirnos sentirla. Por el contrario, el peor método para lidiar con una emoción difícil es resistirla o ignorarla.
“No puedes curar lo que no puedes sentir” Edith Eger en su libro La Bailarina de Auschwitz, refiriéndose a las emociones reprimidas.
Te quiero volver a preguntar, ¿cómo te sientes? ¿estás tranquila, alegre, entusiasmada? o, por el contrario, ¿te sientes tensa, melancólica, acelerada? Si estás sintiendo una emoción difícil al momento de leer esto, quiero primero hacerte saber que no estás sola, vivir momentos de emociones difíciles es también un aspecto natural de todo ser humano. Todos los padres de niños neurodiversos experimentamos retos a diario que nos inducen emociones y sentimientos que a veces nos cuesta entender o aceptar, porque “no tenemos tiempo para eso”. Debemos soltar esa resistencia y entender que está bien tener días en donde nuestras emociones fluyen más hacia un punto que hacia el otro y que no hay emoción negativa o positiva, simplemente hay una emoción, que sobre todo nos quiere comunicar algo. Entonces, ¿cuándo vamos a tener el tiempo para darnos cuenta? El momento es ahora, no esperemos a que el tiempo llegue cuando notemos que hemos colapsado. Ignorar nuestras emociones podría desencadenar problemas de salud física y mental e interferir negativamente en la conexión con nuestro hijo.
Cuando hacemos pausas para observar cómo nos sentimos podemos ser capaces de entendernos mejor y de aprender herramientas que nos permitan, no acabar con la emoción, sino lidiar con ella de manera efectiva, desde la autocompasión y la aceptación. Adicionalmente, entender nuestros estados emocionales nos permite reconocer cuando éstos están afectando la relación con nuestros hijos. Si sientes que últimamente le estás gritando mucho a tu hijo o que ya no le tienes paciencia, quizá es momento de mirar hacia adentro y preguntarte cómo te sientes.
Durante el tiempo que estuve trabajado con mi hijo, Diego, en sus clases online tuve unas semanas en las que reconozco que mi paciencia estaba en el nivel mínimo, empecé a tener discusiones a diario con él por temas que incluso carecían de importancia. Una noche, antes de irme a dormir, comencé a reflexionar, me pregunté ¿qué me ocurre?, sabía que estaba reaccionando de manera exagerada a las conductas de Diego, pero me costaba parar. El tomarme una pausa y preguntarme cómo me sentía, me hizo caer en cuenta de los niveles extremos de estrés que estaba viviendo con las clases online de mi hijo, también pude entender que el estrés me lo estaba generando yo misma, al exigirme demasiado en mi rol de maestra de Diego que asumí durante este tiempo. Reconocerlo, fue el primer paso para soltar, ser más amable conmigo misma y a su vez ser más amable con mi hijo, quien sólo se merecía mi paciencia y compasión en un momento que también estaba siendo difícil para él, merece la pena aceptar lo difícil que es ser compasivos con nuestros hijos si no lo somos con nosotras mismas.
Reconocer que estamos pasando por un momento emocional retador puede ser difícil, pero es a la vez liberador, te libera a ti de una carga enorme y a tu hijo de las consecuencias.
Si hoy te sientes alegre o enérgico, disfrútalo y vívelo con conciencia, a plenitud, siéntelo y coméntalo a otros. A veces también podemos, sin saberlo, reprimir las emociones positivas, porque sentimos que no somos merecedores de ellas o por temor a que duren poco, a veces estamos tan enfocados en el sufrimiento, en el miedo, en el futuro, que nos cuesta enfocarnos en el ahora. Grita a los cuatro vientos que estás feliz!
Si por el contrario, hoy te sientes melancólica, estresada o enfadada, acéptalo, permítete sentir esa emoción, sé amable contigo misma, escúchala, presta atención a lo que te quiere comunicar, luego con gentileza déjala ir, cuando estés lista. Desde este rincón, te abrazo fuerte y te afirmo que no estás sola.
Si te gustaría que te ayudara más profundamente a gestionar tus emociones de manera asertiva te invito a que te suscribas a mi newsletter, de esta forma podrás recibir comunicación semanal acerca de las diferentes soluciones que podría ofrecerte, además de que te permitirá mantenerte al día con mis nuevos artículos y servicios gratuitos. Hasta la próxima! 😊